Federico Aliaga es el referente del Frente Futuro, un nuevo partido vecinal de General Rodríguez, en este texto cuenta en primera persona para Dólar Barato cómo nació esta experiencia política que, viniendo del peronismo, tomó la decisión de caminar por el comunalismo de base, rechazando ir mezclados en Fuerza Patria, por considerar a sus dirigentes como responsables de haber llevado al movimiento al lugar de atolladero en el que se encuentra hoy. De abajo hacia arriba, construyendo representación y organización comunitaria, y sin caer tampoco en falsas “terceras vías” como Somos, que suelen ser, en general, meros atajos o piruetas electorales para subsistencia de clanes políticos.
Inicios militantes (literatura del yo)
Me fui de mi Bella Vista natal pasando por diferentes lugares como Tandil o Cañuelas, movido por un motor fuerte de participar de algo más grande que mi mera existencia individual, de poder dedicar mi vida, mi día a día, a algo virtuoso que pueda realizarme a mí, a la vez que colaborase con la realización de la gente a mi alrededor: de mi familia, de mi barrio, de mis amigos, de mi comunidad.
De adolescentes, en San Miguel organizamos junto a otros amigos un espacio cultural de debate y reflexión que se llamó “Nuestra América de Pie” donde, entre otras iniciativas como cine debate, o presentaciones artísticas, organizamos viajes a lugares históricos, como a Navarro o a la Vuelta de Obligado, en San Pedro, junto a vecinos. Semanas antes leíamos textos y veíamos películas sobre el tema, leíamos sobre colonialismo, sobre las guerras civiles argentinas, y después viajábamos todos juntos al lugar, alquilábamos micros, todo a pulmón, como siempre, y compartíamos un fin de semana entre amigos mientras nos vinculábamos con la historia y la geografía de nuestra nación y de nuestra provincia.
Al mismo tiempo, en un centro comunitario en José C. Paz, cerca de nuestra casa, dábamos una mano con tareas sociales, desde dar la merienda a los nenes, ayudar con apoyo escolar, ayudar con trámites, cocinar en ollas populares, cosas típicas de la militancia que se profundizó después del 2001 con una Argentina devastada. Eso me marcó mucho, no solo por la situación de pobreza que en pleno kirchnerismo pude vivir con esas familias muy humildes, sino porque en un momento nos empezamos a cuestionar incluso hasta qué punto nuestra tarea no era funcional, involuntariamente, a mantener ese estado de cosas.
En ese camino, conocimos y compartimos militancia con una persona muy especial para mí, y muy especial para todo el movimiento peronista, aunque muchos no lo conozcan: Jorge Eduardo Rulli. Empecé a colaborar en el Grupo de Reflexión Rural, un lugar fascinante que abrió mi cabeza, conformado por personajes históricos como Rulli, pero también con militantes de base, científicos, escritores, de una calidad humana e intelectual absolutamente apabullante. La militancia en el GRR nos ayudó a profundizar esas reflexiones que intuitivamente veníamos elaborando, y fuimos estudiando y viendo, en decenas de viajes, de qué manera el modelo de la soja transgénica que profundizaba a nuestro país como un mero exportador de forrajes, traía implícito también la desculturización de miles de pueblos rurales, de miles de personas que forzosamente debían abandonar su lugar en el mundo, el lugar donde quizás habían vivido por largas generaciones, y se habían tenido que mudar a “los conurbanos de pobreza”, como decía Rulli. Y que esa mudanza y ese trauma eran parte del plan del enemigo de la nación, que ese aglomeramiento suburbano y ese despoblamiento del campo, que esa pérdida de arraigo, de cultura, que ese corte abrupto de saberes intergeneracionales era absolutamente funcional a lo que el poder financiero transnacional necesitaba para someter a nuestro país a un rol secundario y de pobreza.
Argentina podría ser un paraíso semi-rural, con integración virtuosa entre la industria, la tecnología de punta, la agricultura y la ganadería, y eso podía tener su correlato en ciudades pujantes, pobladas, distribuidas por todo el país. Su contracara son las grandes extensiones desiertas, los pueblos abandonados, el ferrocarril que ya no pasa y los conurbanos de hacinamiento en donde la geografía la marcan los negocios de los barrios cerrados que generan los guetos de los dos mundos, el afuera y el adentro. Y nosotros nos preguntábamos si con nuestro trabajo social en esos conurbanos de pobreza no estábamos colaborando, sin quererlo, con ese modelo.
Por supuesto que no cuestiono moralmente esa inmensa y noble tarea de, sobre todo, tantas mujeres que todos los días cocinan un plato de comida para otros, cuidan los hijos de otros, o acompañan el dolor de miles de injusticias. Son por sobre todo, heroínas desconocidas en su gran mayoría, compañeras indispensables a quienes sólo se puede admirar, agradecer, escuchar y acompañar en su indicación de las necesidades que tienen sus barrios. Pero nuestra pregunta apuntaba y sigue apuntando hacia la dirigencia política que usa a toda esa gente, que vive con privilegios sostenidos sobre el sudor y el dolor de toda esa gente, y que nos lleva por el desvarío de la total falta de un proyecto político nacional de transformación.
General Rodríguez como base y destino
Ese contacto con estas ideas, sumado a una vocación heredada de manera directa de mis padres, de profunda honestidad y amor, hicieron que yo quisiera salir al mundo a buscar mi lugar en un entorno de equilibrio y contacto con la naturaleza. Elegí como mi lugar en el mundo General Rodríguez hace más de once años. No fui ni soy un hippie, menos un productor agropecuario, me recibí de abogado en la UBA, y vivo en contacto con la ciudad, pero supe en ese momento y lo reafirmo cada día de mi vida, que quería para mi sentir cotidianamente en el pecho la sensación de libertad que se tiene al oler y meter en tus pulmones el aire de una mañana fría de invierno cerca de la naturaleza, o la paz mental que da sentarse en una galería mirando un punto fijo en el horizonte y comprobar que no todo es cables y cemento.
En General Rodríguez encontré eso, y me afinqué. Construí mi casa, y construí mi hogar. Tengo un gallinero, tengo frutales, tengo producción familiar de hortalizas y otras verduras para auto consumo (ajo, papa, zapallo, etc.), tengo colmenas, tengo una burra, tengo mis animales, pero también tengo mi estudio jurídico, donde trabajo todos los días en los casos que patrocino como abogado y de los que vivo. Pude lograr ese equilibrio. Pero pasó algo todavía más importante, hace más de tres años construimos una asociación civil que llamamos Hábitat Sur. Un espacio desde donde trabajamos en la planificación del hábitat, elaboramos política pública y hacemos militancia social. Con Hábitat Sur, un grupo de compañeros y compañeras decidimos profundizar un camino de trabajo social comunitario acá en Rodríguez que ya veníamos haciendo, pero que se organizó más y mejor, armamos un asesoramiento jurídico gratuito porque nos fuimos dando cuenta de las necesidades de la gente humilde de esta ciudad en materia de asistencia jurídica. Decenas de personas se acercaban a nosotros para resolver problemas de tierra, de violencia de género, de estafas de poca monta pero que les arruinaban la vida, de usurpaciones, de abusos del sistema de justicia, de familias destruidas por las adicciones de sus hijos, entre otras cosas. Ante esto, decidimos organizar esa demanda social y transformarla en un colectivo de acción, que fue sumando gente que quería hacer algo por los demás y por mejorar nuestra comunidad.
Tuvimos una experiencia en gestión en el Municipio de Moreno, lindante a nuestra ciudad, donde Mariel Fernández venía conduciendo e impulsando una experiencia realmente transformadora para esa ciudad y con todo ese trabajo empezamos a pensar en la participación electoral, para ser parte de la vida institucional de nuestra ciudad. El contacto con el sistema político a partir de nuestra militancia territorial nos había dado muestras de estar lo suficientemente podrido como para no querer ser parte de eso si no había cambios estructurales. La única manera era irrumpiendo por nuestros propios medios y sin pedir permiso. En estos largos años, todas las iniciativas que acercamos a la política de General Rodríguez para realizar obras y gestiones que mejoren la vida de las personas de a pie derivaban invariablemente en la nada. Existe una forma de relacionarse meramente instrumental, vacía y corrupta que sólo busca acomodarse en lugares de poder y negocios.
La “casta” rodriguense
En General Rodríguez gobierna Mauro García, un dirigente que obra en nombre del peronismo, cercano a Máximo Kirchner, y que tiene una gestión pésima, desastrosa, horripilante. Los vecinos de Rodríguez lo sabemos bien: la gente de los barrios queda aislada si caen dos gotas de lluvia, no hay trabajo, hay cientos de basurales a cielo abierto, hay un descontrol de coimas y desorden urbano con los barrios privados truchos que la política regentea y de la que se enriquece, el crecimiento descontrolado del narco y de la inseguridad, la salud la educación y la contención de los jóvenes en consumo son casi inexistentes. Hasta para que te junten las ramas o te cambien la luz de tu cuadra tenés que pagarle a alguien en este municipio. Y sobre todo: la sensación de que nadie te escucha, de que nadie hace nada, la sensación de abandono total. La destrucción de lo más importante que tiene una comunidad: su cohesión, su pegamento en base a la solidaridad que despierta saber que el de al lado es un prójimo, es un hermano, y necesita de nosotros.
La “oposición” en nuestra ciudad es Darío Kubar, un ex intendente que arrancó desde el kirchnerismo y después se hizo massista, pero después dio el salto al macrismo y hoy corona esas piruetas yendo con la boleta libertaria. Ambos, el intendente García y el “opositor” Kubar son parte de un mismo espacio político que no tiene nombre formal pero que todos sabemos que existe, algunos le dicen “casta”, nosotros preferimos nombrarlo como el sistema de poder turbio y enquistado de nuestra ciudad, se discuten nimiedades y superficialidades, pero en los negocios son socios.
Frente Futuro (nuestra trinchera)
Ante esto, hace unos meses construimos el Frente Futuro, el espacio político con el que vamos a competir para entrar al Concejo Deliberante de la ciudad. Decidimos ir solos, con una boleta corta, vecinal, sin depender de ningún frente provincial. No nos interesa, en este contexto, ser parte de la descomposición del peronismo, en una guerra sorda que nadie entiende bien en qué se basa. Tampoco estábamos dispuestos a ir en una misma boleta todos mezclados como si fuéramos lo mismo. Hay un exceso de compañerismo en el peronismo que nosotros no estamos dispuestos a aceptar. Tenemos mucho más que ver con vecinos que genuinamente votan otros espacios en busca de soluciones, que con muchos de los corruptos y delincuentes que cantan la marcha peronista. Hacemos el camino largo, hacemos la más difícil, vamos por la nuestra, con la nuestra, y lo que ganemos será por nuestro esfuerzo y del pueblo rodriguense, y si no morimos con la nuestra también.
En lo profundo, en lo estratégico, nos metemos para dar vuelta todo, para transformar en serio la realidad. Sabemos que podemos lograrlo, si el pueblo rodriguense nos acompaña. Y si no, no nos interesa negociar nada, no estamos acá buscando estatus ni posiciones de privilegio, no queremos dinero ni cargos, nuestro ego lo recompensamos haciendo lo que nos gusta y en la ética de saber que estamos haciendo lo que creemos que es nuestro deber hacer.
Este 7 de septiembre para todos los que conformamos el Frente Futuro empieza un nuevo capítulo de nuestras vidas. Ojalá empiece un nuevo capítulo en la vida de todos los vecinos de nuestra ciudad. General Rodríguez es el lugar que elegí y elijo todos los días de mi vida para mí y para mi familia, y es mí y nuestro lugar en el mundo: una ciudad hermosa, que tiene absolutamente todo para ser próspera, es productiva, es rural, es tranquila, tiene vida cultural, tiene tecnología, tiene artesanalidad, tiene futuro, tiene tradición.
Tenemos todo, solo tenemos que darnos cuenta y tomar el destino en nuestras manos. No delegamos nada más en nadie, ahora somos nosotros. A todo riesgo. ///// DB